Tuesday, October 28, 2008

Fundidos Naturaleza y Nuestro Ser


Verte en, dentro, frente y parte de la naturaleza es una inexplicable expresión que escapa palabra humana.
Verte y poder escucharte, al compas de las olas que a lo lejos ondeaban hermosas melodías acompañando tu tierno caminar, tu dulce ondear de tus movimientos cuando entornas mi ser. El verte rodeada de un esplendor que brotaba del cielo nocturno, que sólo podía ser percibido por seres que hablan un mismo lenguaje, lenguaje de la naturaleza. Tener y asir los sonidos de tus palabras, llenaban gota a gota mi contemplar. Llenaban mi ser incrédulo de lo que iniciaba mis ojos percibir. Nuevamente el tiempo transe, interactúa en los espacios no vistos por ojos humanos. Sin embargo deleitaba cada segundo, donde sumando los abrazos, las fuerzas de tu pecho se unían al mío y tratando de fundirnos, empezamos a amalgamar nuestras almas.
Hasta que pudimos compartir, en complicidad única, con el sonido del vacio, con el ruido del silencio que sólo el mar podía obsequiarnos. Allí unimos todo nuestro Ser, unimos nuestro existir al de la naturaleza, y la Naturaleza cómplice al fin se unió al nuestro. Nos entregamos al goce, al deleite, a la preciosura de ese vacío hermoso que es el universo. Universo que nos regala sus leyes para enrolarnos entre sus hilos del misterio.
Todo esto aconteció entre el terminar un día y el iniciar del siguiente. Y todo hace nada más que refrescar la esencia de nuestro existir: el que te pertenezco, el que me pertenece… Sí, así es: NOS PERTENECEMOS. Hoy percibí que siempre he estado a tu lado, siempre has estado a mi lado. Siempre he tenido tus abrazos, tu calor; y tú siempre has tenido los míos. Es a lo que siempre tú llamas “El tiempo no existe”; es a lo que llamas “la noche más bella que has pasado”… diría “que hemos pasado”. Todo: “la noche, el lugar, los sentimientos y Tú”… Si amor, Nosotros fundiéndonos en y dentro de la naturaleza, dentro las leyes que impulsaron nuestro actuar para poder confluir. Dejando de lado, temor, hora, incomodidad, molestias… Solamente éramos nosotros, nuestro Ser. Ese lugar, el parque, del barquito, solamente se presentó para nosotros, todo fue nuestro. Y es verdad, no había frio; la luz era maravillosa; las olas a lo lejos que se dejaban ver, y dejaban escuchar su silencio, como diciéndonos: “escúchense, sólo escúchense en su naturaleza". Y así lo hicimos, en los peldaños de la escalera, cuando percibiste mi respiración y yo el tuyo, compartimos nuestro calor al juntar nuestras mejillas… y percibimos nuestro silencio, el silencio de la Naturaleza, del Ser.
Percibí tu libertad, tu amplitud. Pudimos percibir nuestros gestos cómo iban cambiando, iban transformándose. Yo de sorprendido, fastidiado y molesto (por la hora); y tú tensa, ansiosa y nerviosa (por mi reacción); pero luego transformóse en mí, en placer y encanto (por lo que me regalabas y hacías vivir), en ti, serenidad y ternura (por lo que impregnabas en libertad y confianza). Y todo ese compartir de nuestros espacios te permitió concluir en decir “ya te aprendí”, “ya te sé”, por eso es que más segura, más firme expresas que “ya no dejarás que mis ‘molestias’ o ‘caritas’ te detengan”.
El impulso de tu ser, hizo que hagas realidad el abrazarme, sentir y percibir mi deseo de tener tu abrazo, tu calorcito, desencadenó en tal encuentro. Te amo.
Y tienes razón, en nuestra relación no hay parámetros o medidas, lo correcto o lo incorrecto, o esquemas… aquí hay un solo NOSOTROS. Y es así amor; pues, es en toda dirección, en toda esfera: en ti, sobre ti, contigo, fuera de ti, a la derecha o izquierda, cerca o lejos.
Me agradeces, pero en realidad soy yo quien debo estar agradecido por cada segundo, por cada vivencia que me regalas, enseñándome, mostrándome que no hay reglas, no hay patrones a seguir, y te doy la razón; pues, es la Verdad. Te amo, y quiero entregarme a ti, como sé que tú lo haces.

Wilfredo Silva
14 Octubre, 2008